«Te daré una sabanita
que tengo yo»:
jugaban como todos los niños.
Después un viento helado,
y el pecado de una guerra
entre hermanos.
«Para ti no hay más;
antes ha venido tu hermana»:
y el llanto de un niño,
y el desconsuelo de todos,
largas colas, frío, y la vida
que miente con sus labios de hielo.
Y un poema o dos para hacerse
una trinchera contra el mundo,
y una esperanza, siempre una esperanza.
[i] Nombre de la finca de mis abuelos maternos en Ibi, residencia actual de mi tía María del Carmen. N. del A.