jueves, 24 de marzo de 2011

EL NIÑO SOL



Presentan cálices de luz de luna
las raíces del astro al que amamanta.
Su cara tiene un no sé qué de santa
y un misterio de noche sin fortuna.

El niño sol, al alba, desayuna
paisajes que han crecido en su garganta
mientras tirita en su verdor la planta
que llena de colores la gran cuna.

Dos lunas para un sol, ¡qué maravilla!
Dos noches para un resplandor sonoro.
Dos pechos para huir la pesadilla

de días sin canales para el oro.
Dos cálices que siente en la mejilla
latiendo, el niño sol, como un tesoro.