sábado, 14 de mayo de 2011

SIRENA



Coge el caballo alado por las crines
y él obedecerá tu voz de mando.
Monta sin miedo sobre el lomo blando
y alcanzarás la paz de mis jardines.

Te esperan tus amigos los delfines
que cerca de la playa están llamando
y en su oscuro lenguaje van cantando
un extraño concierto de violines.

La noche me traerá tu compañía
cuando Pegaso venga a estas arenas,
y en mi jardín te haré del todo mía.

Ahuyentarás de mí todas las penas,
pero dudo que dure mi alegría
si regresas al mar con tus sirenas.


DULCE AMARGURA



Busqué en el ecuador de tu cadera
aleteos de negra golondrina,
y en el sur de tu piel de plata fina,
arenas donde hundir mi enredadera.

En el filo feroz de la madera,
quiero que halles, en gris, mi alma de encina
y en el rubor del sol que ya declina,
mi corazón de ayer, que desespera.

Despertará del invernal letargo
la espiga de tu cuerpo, ya madura.
El tiempo de la espera fue muy largo

y corremos los dos a la aventura.
El sorbo del amor será algo amargo,
pero dulce también en su amargura.