miércoles, 12 de octubre de 2011

ESQUIZOFRENIA




            Existe un colectivo de enfermos peculiares, a quienes nunca se ha proporcionado voz, a quienes a menudo se ha dado un tratamiento erróneo y para quienes se ha adoptado políticas paternalistas. Además la enfermedad se ha considerado una desgracia para las familias. Me refiero a los enfermos de esquizofrenia.
Durante largo tiempo, la sociedad ha identificado esquizofrenia con locura, con todas las connotaciones negativas que la palabra tiene. A menudo se ha considerado al loco como alguien incapaz de razonar ni tener iniciativas propias, y se ha creído que la mejor terapia es una tarea repetitiva en un centro especial de trabajo, sin posibilidad de promoción. Es decir, realizar un trabajo productivo sin tener en cuenta su criterio.
            Las personas con esquizofrenia han tenido que sufrir en silencio el sentimiento de culpa que provoca el haberse “vuelto loco” y los cambios en su aspecto físico causados por  una medicación que nunca han solicitado. Además nadie les ha explicado cómo actúa en su organismo, ya que “no lo entenderían”. Del mismo modo, han tenido que soportar el peso del estigma que supone que la sociedad les recuerde que sus genes transmitirán a sus hijos todo el sufrimiento que ellos han vivido.
            Afortunadamente, en la actualidad, existen asociaciones de enfermos de esquizofrenia, como la asociación “Ressorgir” de Barcelona, donde no se excluye a nadie por ser más o menos productivo, o por la fase de la enfermedad por la que esté pasando la persona con trastorno mental. Simplemente se sacan a relucir los potenciales de cada uno mediante diversos talleres donde las personas con trastorno mental pueden desarrollar su creatividad. De esta manera se consigue que su autoestima crezca de modo que la persona con esquizofrenia puede relacionarse con los profesionales de la asociación en un plano de igualdad, lo que genera una mutua confianza entre los dos.
            Seria deseable que existiesen más asociaciones como “Ressorgir”, para que todos los enfermos de esquizofrenia dejasen de sentirse al margen de la sociedad y fuesen conscientes de su gran potencialidad.