sábado, 9 de noviembre de 2013

VIDA Y MUERTE


LA VIDA

Al andar se hace camino,
y uno nace predispuesto a andar,
a ser útil, a ser querido.
El lugar y el momento no se escogen.
Si uno no cree en el destino,
puede andar por caminos no hollados, o creérselo.
También puede creer que es mejor,
en el mejor de los casos, o que es peor,
en el peor de los casos, que la otra gente.
¿No hay historias que parecen repetirse?
Quizá no hay más que caminos trillados
por otros pies que fueron antes que los tuyos,
y todo sea ya sabido por el Tiempo, ese tirano.


EL CIELO

¿El sol del firmamento, qué secreto esconde?
En días de verano parece ser amigo
de recreos de niños,
de olas y risas siempre presentes.
El cielo que lo enmarca y lo contiene
es azul como el iris de los ángeles,
y parece custodiarlo como a algo sagrado.
Quizá el sol tenga espíritu, como las estrellas lejanas
que iluminan las noches estivales.
Sin él, la vida no sería posible en nuestro mundo,
y tal vez por eso tenga un lugar en el corazón de Dios,
que lo puso en nuestro cielo.


EL INFIERNO

Jugar sin conocer las reglas;
jugar el juego sin controlarlo.
Dudar de un dios ajeno al sufrimiento;
dudar de un cielo en que no cabe Dios;
verte condenado eternamente en el infierno,
y pensar que no eres dueño de tu vida.
Y, pese a todo, creer que vivir es necesario,
y jugar el juego aún sin controlarlo.