I
Ana es la nube de arena
que doró mi adolescencia:
hoy susurra su melena
el eco azul de la ausencia.
II
Un día gris le hablé de un viejo amor:
no vi en sus ojos pena ni dolor.
De amante me pinté, de trovador.
Madura estaba ya su tibia flor.
Tras un silencio amargo, atronador,
Ana bañó mi angustia de calor.