Y
YO NO...
Yo
tengo dos grandes ojos negros:
son míos,
son limpios, y miran a lo lejos;
son como dos
ríos fluyendo hacia el mar,
y quien se
mira en ellos, sucumbe a su embrujo.
Son como yo,
lloran como yo,
y, a veces,
se hunden en quejas y sombras,
y, como yo,
mis grandes ojos negros
lloran mi
pena y mi pobre realidad.
Cuando se
abren, el mundo les sonríe,
pero se
hunden frente a la mentira:
la mentira
les hiere y buscan en los rostros
una mirada
limpia, un alma en que mirarse.
Si tengo esos
dos dones,
es porque he
crecido
a golpes de
esperanza
y sendas
recorridas.
Yo tengo, a
veces, un humo
que brilla en
mis pupilas
y hace asomar
la bestia,
y yo no...
Yo tengo dos
grandes ojos negros
y, a veces,
negra el alma,
cuando el
deseo aprieta
y asoma la
bestia en mi mirada.
Yo tengo, a
veces, deseos
que hacen
brillar mis pupilas
y esos
grandes ojos negros
pierden su
plácida belleza.
Yo tengo esos
grandes ojos negros
y, a veces,
quisiera arrancármelos,
porque en
ellos brilla la sed de placeres
y yo no he
tenido una mujer que la apague.
Quizá ya sea
tarde,
y, quizá, me
los arranque,
pero hoy que
todavía siento,
yo, con mis
grandes ojos negros,
estoy
llamando a tu puerta.
Xavier Martí