jueves, 30 de abril de 2020




SÓLO OJOS


Ojos, ojos, ¡más ojos!
Ojos que se maravillan,
ojos que no recuerdan,
ojos curiosos de niños.
¡Sólo ojos!, ojos puros,
ojos donde no entra la luz,
ojos vivos, ojos que suplican,
ojos que ríen, ojos que despiden luz.
Los ojos no deben morir:
los ojos que no han visto el sol
verán, mañana, nuevos soles.
Y, en un mismo amanecer,
los ojos azules, verdes, negros,
de hombres, de mujeres, de niños,
verán nacer colores nuevos
que saciarán el ansia de ver
de todos los ojos nacidos.


Xavier Martí












Y YO NO...


Yo tengo dos grandes ojos negros:
son míos, son limpios, y miran a lo lejos;
son como dos ríos fluyendo hacia el mar,
y quien se mira en ellos, sucumbe a su embrujo.

Son como yo, lloran como yo,
y, a veces, se hunden en quejas y sombras,
y, como yo, mis grandes ojos negros
lloran mi pena y mi pobre realidad.

Cuando se abren, el mundo les sonríe,
pero se hunden frente a la mentira:
la mentira les hiere y buscan en los rostros
una mirada limpia, un alma en que mirarse.

Si tengo esos dos dones,
es porque he crecido
a golpes de esperanza
y sendas recorridas.
Yo tengo, a veces, un humo
que brilla en mis pupilas
y hace asomar la bestia,
y yo no...

Yo tengo dos grandes ojos negros
y, a veces, negra el alma,
cuando el deseo aprieta
y asoma la bestia en mi mirada.

Yo tengo, a veces, deseos
que hacen brillar mis pupilas
y esos grandes ojos negros
pierden su plácida belleza.

Yo tengo esos grandes ojos negros
y, a veces, quisiera arrancármelos,
porque en ellos brilla la sed de placeres
y yo no he tenido una mujer que la apague.

Quizá ya sea tarde,
y, quizá, me los arranque,
pero hoy que todavía siento,
yo, con mis grandes ojos negros,
estoy llamando a tu puerta.




Xavier Martí