AMARGO ADIÓS[i]
Sus duras manos de dolor profundo
se asemejan a vides sarmentosas
y en su frente florecen blancas rosas:
es la fiebre que vence al moribundo.
Los hay que lloran la crueldad del mundo
sin comprender por qué pasan las cosas
cuando recuerdan las tardes hermosas
junto al anciano sólido y rotundo.
El nieto vela el sueño de su abuelo
y acaricia su mano junto al lecho.
Busca el hijo en su fe postrer consuelo
mientras palpita el corazón maltrecho
del anciano que está cerca de un cielo
al que el alma huirá, lejos del pecho.
Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarLa musicalidad y la sensibilidad que esto envuelve.
El lenguaje, también me gusta bastante... al mas puro estilo "Poetas Malditos"
Saludos.
Cristofer.
Perdón si no paso a menudo... tengo muchas cosas que hacer y el trabajo apremia.
Gracias, amigo.
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