lunes, 2 de abril de 2012

EL COGEDOR DE TELÉFONOS




         Al cogedor de teléfonos rara vez se le permite tomar un recado.
         En las oficinas donde trabaja, suele pasear entre las mesas esperando que suene algún teléfono; entonces lo coge y, si el oficinista no está allí, le está permitido apuntar el nombre y avisar, discretamente, al destinatario. Es feliz así.
De vez en cuando, es llamado a domicilios particulares para ejercer su oficio.
Según el timbre de la llamada, sabe reconocer a quién va dirigida, tanta es su experiencia; entonces dice: «es para usted...». Nunca escucha la conversación y, si es necesario, permanece en la sala de espera.
Jamás ha atendido una llamada telefónica que preguntara por él.





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